“Las empresas norteamericanas no pueden abrir si no abren las mexicanas, ese es el nivel de articulaciones, de conectividades, de integración, de dependencia que existe entre las cadenas de producción de México, Estados Unidos y Canadá”, advirtió el doctor Alex Covarrubias Valdenebro sobre la reactivación de la industria automotriz. 

Señaló que si las proveedoras mexicanas no comienzan actividades podría desarticularse el proceso, además si México no está preparado para ofrecer el servicio, Estados Unidos y Canadá podrían buscar sustituir esta relación laboral, lo cual no conviene al país a esta actividad corresponden más de un millón de empleos. 

El profesor-investigador de El Colegio de Sonora mencionó que una característica de este ámbito es el factor de multiplicación, es decir, que por cada empleo existen de tres a cinco empleos indirectos que se centran en talleres, carrocerías y trabajos en casa, lo que significa que hay alrededor de entre 3 y 5 millones de empleos alrededor de esta industria. 

“En el caso de Sonora de una base de empleos directos de 20 a 30 mil, se pueden alcanzar hasta 100 mil empleos, y estamos hablando de 100 mil empleos de los mejores que tiene el estado”, sostuvo. 

Agregó que se trata de una industria muy regulada, con bastantes normalizaciones en materia de seguridad e higiene industrial, que no son una opción pues deben de seguirse, particularmente las armadoras y proveedoras de primer nivel están preparadas y tienen equipos profesionales para hacer esto. 

Sin embargo, lo que no debe perderse de vista es que el fenómeno, la pandemia, es un agente desconocido, el virus es desconocido y no existe una norma mexicana, sonorense para prevenir el contagio, ni siquiera un protocolo básico para enfrentarlo. 

“Esa es la situación que tiene detenido al mundo, perder de vista esto y asimilarlo a la seguridad e higiene y sistemas de salud plástico-industriales, es perder absolutamente la noción de lo que está ocurriendo, no hay lugar a equivocarse”, sostuvo. 

Covarrubias Valdenebro añadió que ante una industria global, internacional y en el caso particular mexicano y sonorense, se ejerce una gran presión por abrir, y es donde se anteponen la necesidad de proteger la salud y la vida, pero también la economía, pues si no se reactiva podría costar no solo empleos sino vidas.