De acuerdo a la gestión del riesgo, resiliencia es la capacidad de un sistema para anticipar, resistir y recuperarse de los efectos de un evento peligroso garantizando la preservación, restauración o mejora de su estructura y funciones básicas esenciales.

Diversas medidas de salud se han promovido en las últimas semanas. 

Sin embargo, cuando se piensa en la contingencia sanitaria COVID-19, no sólo se debe preparar y actuar en términos de las medidas de protección a esta enfermedad, sino también en las estrategias de resiliencia para que se puedan mantener satisfactoriamente otras necesidades básicas esenciales durante y después de la contingencia, como es el agua. 

Aunque el COVID-19 no tiene relación biológica con el agua como transmisor de la enfermedad, las medidas de higiene y buenas prácticas de salud emitidas por las autoridades sanitarias no se pueden cumplir sin este vital líquido.

Por esta razón, desde la mirada de los estudios de resiliencia, se realizan las siguientes recomendaciones para los Organismos Operadores de Agua. 

Durante la contingencia:

1) No interrumpir el suministro de agua en ningún período o sector de las localidades. La interrupción aumenta la vulnerabilidad de cualquier hogar o persona ante la medida sanitaria de aislamiento social. 

2) En caso de existir sectores marginados sin suministro, proveerles de agua de calidad por medio de pipas. 

3) Posponer todo servicio o reparación no urgente que implique interrumpir el servicio.

4) Formar un equipo de emergencia para atender con prontitud las fallas en el sistema de abastecimiento de agua: desde la extracción de agua hasta la distribución en los hogares. 

5) Informar a la población sobre las prácticas adecuadas de uso del agua durante el aislamiento social para garantizar el buen funcionamiento del sistema de suministro. 

 Después de la contingencia:

6) Establecer planes para facilitar el pago de agua, ya sea total o parcial, de aquellas familias con algún nivel de precariedad económica que durante la recuperación económica necesiten apoyo. 

7) Buscar apoyos financieros externos, nivel estatal o federal, para a su vez apoyar a estos hogares a mediano plazo. 

8) Crear un grupo de trabajo para sistematizar la experiencia y formular un plan de contingencia para éste y otros tipos de eventos. 

9) Involucrar en la toma de decisiones e informar a la población sobre estrategias que se emprenderán durante la recuperación después de la contingencia y para anticipar eventos futuros.

10) Analizar el sistema de abastecimiento para contar con múltiples formas de satisfacer la demanda de agua, especialmente de los grupos que no cuentan con este servicio.