El transporte público prueba la capacidad de los gobiernos

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“En México hay una ambigüedad en la forma en que se aborda el transporte público, es decir, la responsabilidad del transporte público es una facultad estatal, es a los estados a los que les confiere la federación determinar el transporte público pero el estado o lo puede pasar al municipio o se puede quedar con el”, señaló Sandra Acosta García. 

Destacó que éste ha sido el caso de Hermosillo, en donde este servicio público ha cambiado de administración en diversas ocasiones, lo cual no ha permitido mejorar las capacidades de organización y de respuesta para la atención de la demanda de los usuarios, y estimular el uso del mismo. 

Acosta García mencionó que el transporte urbano debe de dejar de verse como una cuestión de ingeniería o de financiación para la atención de la movilidad de quienes no poseen o no pueden manejar un auto, para convertirse en un reto administrativo y político para los gobiernos locales. 

“Se precisa que el propio gobierno del estado utilice la información que en los últimos años ha venido consolidando en favor de mejorar su capacidad de respuesta para la atención de la demanda de los usuarios, y estimular el uso del transporte público”, explicó. 

Durante la sesión de septiembre de Ciencia y café de El Colegio de Sonora, la egresada del programa de doctorado compartió con los asistentes algunos de los hallazgos encontrados en su trabajo de investigación La gobernanza del transporte público urbano. 

Un estudio comparativo de los sistemas de Hermosillo, Sonora y León, Guanajuato 2009-2015.

Advirtió que el transporte público es el que prueba la capacidad los gobiernos para generar una acción colectiva, y el cual también debería de producir un valor agregado a la inversión pública para verse reflejado en mejoras para los usuarios y la comunidad en general. 

“Históricamente ha estado matizado por conflictos, que se agudizaron en el sexenio 2009-2015, cuando se llegó incluso a la interrupción de dicho servicio; y los cambios institucionales promovidos no modificaron la estructura de la cogestión, de tal forma que no produjeron un impacto positivo en la efectividad del sistema”, dijo. 

El camino para el transporte urbano en Hermosillo, mencionó, va hacia replantear los arreglos institucionales formales y no formales, así como hacer mayores esfuerzos de gestión para materializar un plan estratégico a largo plazo y un paradigma de movilidad.  

Escrito por Ana Rosa Sánchez Orendain

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