Reflexiones sobre los grandes genocidios de la historia


colson

Dra. Zulema Trejo Contreras. Profesora-investigadora del Centro de Estudios Históricos de Región y Frontera en El Colegio de Sonora.

Copia textual de El Sol de Hermosillo

La humanidad ha sido testigo de episodios estremecedores en los que comunidades enteras han sido víctimas del odio, la discriminación y la violencia sistemática. Comprender esas tragedias no es un ejercicio morboso, sino un acto de memoria y de construcción colectiva hacia un mundo más tolerante y pacífico.

En los albores de la modernidad, los territorios africanos sufrieron los efectos de la esclavitud transatlántica: la desposesión de personas, el desplazamiento forzado, la ruptura de culturas y comunidades. Aunque no siempre se enmarca en la categoría legal del “genocidio”, el impacto fue colosal: decenas de millones de africanos fueron arrancados de su tierra, separándose de sus familias, tradiciones y raíces.

Al mismo tiempo, la expansión colonial europea hacia América implicó la destrucción drástica de pueblos originarios. En el siglo?XVI, XVII y XVIII millones de indígenas fueron sometidos a enfermedades, explotación y violencia directa. Si bien este enfrentamiento violento entre dos mundos no se considera un genocidio de trescientos años, sí hubo momentos álgidos en el que el aniquilamiento de los pueblos originarios alcanzó los límites de un genocidio.

Un caso emblemático del siglo?XIX es el del genocidio en el Congo Belga (aproximadamente 1885-1908), cuando el territorio del Congo fue explotado de modo extremo bajo la administración privada del rey Leopoldo II de Bélgica. Se estima que millones de congoleños murieron o fueron mutilados como consecuencia del trabajo forzado, la violencia y las epidemias.

Ya en el siglo?XX, los genocidios adoptaron dimensiones industriales y globales. En el holocausto perpetrado por el régimen nazi durante la segunda guerra mundial fue el intento sistemático de eliminar a judíos, gitanos, personas con discapacidad, entre otros grupos. Más allá de Europa, otros conflictos armados provocaron genocidios y limpiezas étnicas: el genocidio de Ruanda (1994) donde miles de personas fueron asesinadas en apenas semanas; en Somalia y la región del Kurdistán, poblaciones civiles fueron víctima de campañas de exterminio y expulsión, que en algunos lugares de África y medio oriente continúan.

Este repaso histórico no es un catálogo de horror para revivirlo sin reflexión, sino una llamada a la conciencia colectiva. Si bien los instrumentos legales del siglo?XX y?XXI han codificado el “genocidio” como crimen grave de derecho internacional, el reto mayor es ético y social: construir sociedades donde lo distinto no sea motivo de exterminio.

Los grandes genocidios de la historia nos enseñan una lección muy sencilla y profunda: cuando el otro es visto como humano, con igual dignidad y derechos, la violencia pierde su fuerza y la paz es posible.


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