Andares compartidos


colson

Gloria Ciria Valdéz Gardea. Profesora-investigadora del Centro de Estudios Transfronterizos de El Colegio de Sonora.

Copia textual de Radio Sonora

Hay que empezar explicando qué es el Acuerdo Flores.

La demanda original se presentó en nombre de cuatro adolescentes, entre ellos Jenny Lisette Flores, una jovencita originaria de El Salvador de 15 años que fue detenida por autoridades de los EEUU en 1985.

El caso se centró en las condiciones de detención de niñas, niños y adolescentes (NNA) migrantes: los menores podían estar detenidos por tiempo indefinido, sin contacto con familiares y en condiciones inadecuadas.

Después de casi 10 años, en 1997, el gobierno de EE. UU. y los abogados de los demandantes llegaron a un acuerdo extrajudicial: el Acuerdo Flores, que estableció estándares mínimos para el trato de los NNA migrantes detenidos.

El acuerdo ordena que las NNA sean entregados sin demora a sus familias, a un programa de bienestar infantil o a un adulto que solicite su custodia si no es posible la reunificación familiar. La gran mayoría de los NNAliberados en estos casos son entregados a familiares cercanos mientras se dirimen sus procesos de inmigración. Además, que los NNA tengan acceso a servicios médicos en caso de que lo necesitarán, y que las instalaciones sean limpias.

Las condiciones documentadas en los centros de detención en EEUU influyeron en la forma que el gobierno mexicano decidió atender a las niñas, niños y adolescentes mexicanos repatriados quienes eran detenidos por las autoridades en su intento de cruce a EEUU. A inicios de los años 2000, el entonces gobernador del estado de Sonora, Eduardo Bours, ante el aumento de niñas, niños y adolescentes repatriados por el gobierno estadounidense en las comunidades fronterizas entre Sonora y Arizona, estableció el programa Camino a Casa. Este programa incluía albergues localizados en las comunidades fronterizas sonorenses donde los NNA podían permanecer mientras se gestionaba su reunificación con sus familias.

En 2008, en el albergue Camino a Casa en Nogales, Sonora, tuvimos la oportunidad de entrevistar a adolescentes mexicanos de ambos sexos que habían sido repatriados desde Arizona tras haber intentado cruzar la frontera. Algunos de ellos nos comentaron que fueron esposados, que los trasladaron en vehículos con temperaturas extremas, que los llamaban «nopalitos», y que eran colocados en instalaciones sin ventanas, junto a adultos, donde perdían la noción del tiempo y se les indicaba que podían beber agua del inodoro.

Los trabajadores del albergue señalaron que las autoridades estadounidenses no respetaban los tiempos de repatriación acordados con las autoridades mexicanas, y que los NNA llegaban al albergue después de haber pasado hasta una semana en centros de detención en Arizona.

Pero volviendo al Acuerdo Flores, con Donald Trump, el Acuerdo Flores no ha sido respetado. Por ejemplo, bajo su administración en 2018-2019, se implementó una política de «tolerancia cero», lo que llevó a la separación de miles de niños de sus padres en la frontera. Esto generó una enorme controversia, así como protestas por parte de organismos de la sociedad civil y del gobierno mexicano.

Donald Trump ha intentado cambiar o finalizar el Acuerdo Flores para poder detener a las familias por más tiempo, argumentando que era necesario para disuadir la migración irregular. Sin embargo, los tribunales bloquearon dichos intentos.

Además, el gobierno ha suspendido el financiamiento para asistencia legal a menores migrantes no acompañados, lo que representa un golpe al Acuerdo Flores, ya que este garantiza ciertos derechos y protecciones para las niñas, niños y adolescentes en custodia.

Nos queda seguir insistiendo en colectivo: gobierno, sociedad civil, académicos, organizaciones no gubernamentales es importante no claudicar y resistir a lo que se le ha llamado “un nuevo orden mundial” lidereadopor un solo hombre que trae a todo mundo como montaña rusa.  


Scroll to Top