Un gobernador adelantado a su época


colson

Juan Poom Medina. Profesor-investigador en Centro de Estudios en Gobierno y Asuntos Públicos de El Colegio de Sonora

Copia textual de El Sol de Hermosillo 

En el contexto de la crisis de los años ochenta, ¿por qué un gobernador pudo hacer de su gestión pública una de las más avanzadas en comparación con otras entidades? 

Algunas historias que se escriben para reseñar la trayectoria de algunos protagonistas de nuestra época, en especial sonorenses, siempre suelen resaltar la parte asociada al legado que nos han dejado.En el caso del Dr. Samuel Ocaña García no es necesario hacer una lista de las instituciones culturales, académicas, y de servicio público, que fundó; por generaciones, desde que dejó Palacio de Gobierno, su obra ha quedado registrada con grandes letras en la historia nacional y local.

Por ello es preferible responder a una pregunta compleja: en el contexto de la crisis de los años ochenta, ¿por qué un gobernador pudo hacer de su gestión pública una de las más avanzadas en comparación con otras entidades?

Para responder es necesario asumir que sí existen en la humanidad personas que por su formación académica más sus virtudes personales son capaces de hacer acciones adelantadas a su tiempo. En este espacio me referiré a tres estrategias de gobierno realizadas en el sexenio 1979-1985.

La primera se refiere a la intuición del exgobernador por entender que el modelo de la administración pública tradicional que prevalecía en esos años no debía ser inflexible, por ejemplo, si la regla decía que la relación Estado y ciudadanos se sustentaba en un marco de obediencia, de forma contraria las acciones del exgobernador se dieron bajo los principios de gobernanza en donde lo que piensa la ciudadanía es muy importante y se toma en cuenta para hacer corresponsabilidad.

En este caso, quizá no hubo consultas directas a la ciudadanía para hacer obras de gobierno, pero sin duda, cada trabajo se realizó flexiblemente pensando en la gente.

La segunda estrategia fue una atinada forma de gobernar sorteando el autoritarismo que prevalecía en esa época de hegemonía de partido. No hay registro alguno en su gestión de algún tipo de represión estudiantil o social como sí lo hubo en el pasado de su gestión, y sin duda, en gobiernos estatales que le sucedieron. Su gestión fue un gobierno unificado con el de los expresidentes José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado, por lo mismo, se requirió de un talento especial para poder gestionar recursos de todo tipo para construir su legado.

La tercera estrategia se asocia a lo que alguna literatura afirma: “para que un Gobierno sea exitoso necesariamente requiere de una burocracia que trabaje bien”. No queda duda de que algunos de los miembros de su gabinete fueron esenciales para lograr un gobierno de altura. Los licenciados Eduardo Estrella Acedo y Francisco Acuña Griego, en mi lectura, son dos ejemplos de una vocación por el servicio público acompañando el liderazgo de un gobernador innovador. Por supuesto sin obviar a los demás miembros de su equipo de trabajo.

Para finalizar, debo mencionar que a principios de los años noventa fui asistente en un proyecto de investigación sobre la Administración Pública del Estado de Sonora. La tarea era ir a todos los archivos de la entidad a estudiar y resumir los trabajos de los gobernadores desde 1917 a 1997. Al paso de los años sigo pensando que lo que se hizo para los y las sonorenses durante 1979 a 1985 sigue siendo lo más representativo cuando se trata de ser gobierno. El paso de los años es el mejor testigo. 


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