Nicolás Pineda Pablos
El trigo del Yaqui, ¿crisis y crecimiento?
Todavía se me hace un nudo en la garganta cuando recuerdo la Carta al Valle del Yaqui que hace muchos años escribió Bartolomé Delgado de León y que en uno de sus versos dice: “Valle del Yaqui, te quiero porque eres grano de trigo; por qué en tu nombre persigo las luces de mi lucero … ¡te quiero por que en abril lloras trigo por los ojos! Porque ante la dicha ciega del que te pide y te toca, quisieras llenar la boca de los humildes que llegan…”. La historia del Sur de Sonora está unida al cultivo del trigo. Sin embargo, esta actividad económica está ahora en crisis. Veámos dos perspectivas del asunto.
Historia de esfuerzo y realización
Existen registros de cultivo de trigo cuando menos desde 1911, cuando se iniciaba el riego en el valle. En ese año se sembraron solo mil hectáreas de trigo. Muchos otros cultivos quedaron atrás; el arroz se dejó de sembrar en 1946; éste se sustituyó por el algodón que dejó de sembrarse en 1974.
Los motivos fueron las variaciones del mercado.
La superficie dedicada al trigo fue creciendo hasta llegar a 150 mil hectáreas en 1962. Al principio la productividad era de menos de una tonelada por hectárea. Pero con los trabajos de Norman Borlaug y la generación de nuevas variedades se incrementó a 7 toneladas por hectárea que es el promedio actual.
La variedad que se siembra es trigo cristalino destinado a la elaboración de pastas y semolina. Se trata la mejor agricultura de México; es agricultura intensiva, altamente tecnificada y de un cultivo comercial destinado al mercado nacional e internacional y por lo tanto muy sensible a las variaciones del precio.
Durante muchos años el cultivo del trigo ha sido rentable. Incluso en los últimos años, debido a la guerra de Ucrania el precio de elevó a 600 dólares la tonelada y el dólar estaba a 24 pesos. Pero este año el precio se desplomó a 300 dólares y el dólar está a 17 pesos. A esto hay que agregar que el costo de los fertilizantes se disparó.
Resultado: los agricultores trigueros están al borde de la quiebra; esto afecta principalmente a los pequeños agricultores y a los que rentan tierras, que son la mayoría. Aunque el cambio a otros cultivos ha ido aumentando, su proporción es todavía menor e incierta. Por ello y por cuestiones de seguridad alimentaria para el país, dejar de sembrar trigo no es opción.
El gobierno federal está reunuente a apoyarlos. Este viernes los agricultores tienen cita con el Presidente. Sería una catástrofe económica la quiebra del trigo
este año; tendría repercusiones económicas y sociales para el estado y para el país.
Deberán de ponerse los remedios a futuro; pero por lo pronto, por el bien de los agricultores y de la seguridad alimentaria de México, lo mejor es que el gobierno los apoye y que Sonora siga sembrando trigo.
Industrialización y diversificación
Por otra parte, es deseable que la economía del sur de Sonora avance en la industrialización y en la diversificación hacia otras actividades económicas. Cajeme tiene 65 industrias de las cuales el 90% es agroindustria aunque no necesariamente relacionada con el trigo.
El otro 10% es maquila. La principal es Yasaki con 7000 empleos. En 2016 Constellation Brands adquirió la cervecería Modelo de Ciudad Obregón con planes de ampliación y que se siempre cebada en el valle. Actualmente, según datos del IMSS, Cajeme tiene 118 mil empleos, de los cuales solo 18 mil son del sector agrícola y el resto son de industria y servicios.
La crisis actual se suma los baches y asesinatos; pareciera que las plagas se han ensebado con Cajeme. Lo mejor para Sonora es que la agricultura se fortalezca y que el Sur de Sonora se industrialice y se diversifique. Si quiebra, será una pérdida para el país. El modelo de desarrollo de Sonora no debe de centralizarse en Hermosillo, sino que tiene que promover el desarrollo equilibrado de todas sus regiones. Cajeme y la agricultura requieren que el gobierno los apoye con un precio de garantía rentable.