Esther Padilla Calderón
Primer Congreso de Estudiantes de Maestrías en Historia del Norte de México
Cuando existe la voluntad de trabajar en equipo, de colaborar con otros u otras colegas en la consecución de un fin común, el resultado siempre sorprende gratamente, quizá porque lo que resulta es más que una suma de esfuerzos, el producto de una combinación de voluntades y determinaciones.
Hace un par de meses o quizá un poco más, en el contexto de construcción de un convenio de colaboración interinstitucional, un colega historiador de la Universidad Autónoma de Coahuila nos compartió su idea de organizar un evento con instituciones académicas del norte mexicano, en el que diferentes academias de Historia podrían participar para dar lugar a un congreso de estudiantes de programas de maestría en Historia del norte mexicano.
Después de algunos breves intercambios fue posible llegar al acuerdo de realizar el Primer Congreso de Estudiantes de Maestrías en Historia del Norte de México, con la colaboración de seis instituciones académicas, a saber: la Universidad Autónoma de Baja California, la Universidad Autónoma de Coahuila, la Universidad Autónoma de Sinaloa, El Colegio de Sonora, la Universidad de Sonora y la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Los días 11, 12 y 13 de mayo tuvo lugar este congreso completamente “en línea” a través de una conocida plataforma de transmisión (streaming), desde la cual fue compartido y difundido -parcial o completamente- a través de redes sociales de cuentas institucionales.
El evento fue transmitido por internet “en el momento” en que ocurría. Puede decirse que ha sido un evento realizado con pocos recursos financieros pero invaluables recursos humanos.
La democrática organización producto de la mejor disposición de todos los involucrados y, fundamentalmente la participación seria y comprometida de treinta seis estudiantes de maestría o egresados y egresadas de los programas de las instituciones participantes, dio lugar a un evento exitoso en el que la puntualidad, el acompañamiento y la escucha respetuosos, así como la puesta en común de puntos de vista y direcciones de correo electrónico para dar continuidad al intercambio, estuvieron presentes.
Las ponencias se distribuyeron en nueve mesas, la mayor parte de las cuáles conjuntaban trabajos de temática similar, de este modo las ideas y resultados de investigación vertidos en las ponencias, parecían ser parte de un engranaje especial que daba lugar a la recreación de imágenes que, como estudiosos del pasado del norte de México, nos eran familiares. Había ahí lenguajes conocidos en circulación y formas comunes de observar realidades vividas, ciertamente no idénticas pero similares.
Enriquecedores trabajos sobre enseñanza de la Historia, literatura, deportes, colonización y migración, género, religión, cultura, economía, poblamiento, industrialización y vivienda, medicina, empresas y empresarios, fiscalidad, guerras y poder, estuvieron presentes. Así como francas propuestas y ejemplos de interdisciplinariedad sin soberbia: historia y pedagogía, sociología, economía, arqueología, filosofía.
Los mismos organizadores, las y los “profes” moderamos las mesas.
Bien lo dijo Wilfrido Llanes (UAS), al iniciar el evento: “somos programas consolidados y esto se va a notar en los avances de nuestros estudiantes”. “Sí”, señaló Hiram Félix (UNISON), “aunque algunos de nuestros posgrados son jóvenes y este tipo de foros son necesarios para fortalecer su trayectoria”, con lo que Sara Musotti (UABC) estuvo de acuerdo y agregó que veía reflejadas en el congreso importantes líneas de acumulación de conocimiento.
Francisco Montoya (UAZ) aplaudió la iniciativa misma y la unidad del norte, mientras Esther Padilla (COLSON) celebró que Gabino Castillo (UADEC) augurara unas jornadas presenciales. Gustavo González (UADEC) invitó a observar las conexiones de los procesos históricos e inauguró el evento. Como siempre, la colaboración entre amigos deja un buen sabor de boca.