Tiempos y realidades


Portales, lunes 30 de marzo de 2020, año 19, número 786
colson

Zuelma Trejo Contreras

Somos una ola 

A comienzos de marzo dos acontecimientos sacudieron Hermosillo, ambos protagonizados por mujeres que marcharon por sus calles para reivindicar los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia. Las dos marchas tuvieron finales inesperados. 

La primera marcha culminó con la irrupción de algunas participantes en el juzgado, la otra finalizó con pintas en las paredes de catedral y, según se vio en los videos circulados en redes sociales, empujones a las puertas de la iglesia. 

Ambos actos van más allá de los daños físicos que sufrieron ambas instituciones, estos hechos apunta hacia el significado simbólico que cada una de estas edificaciones representa para la sociedad de la cual estas mujeres también forman parte. 

La irrupción al juzgado y los daños que se registrados es una expresión vívida de la frustración, el enojo que sentimos las mujeres al vivir diariamente en un ambiente donde la violencia de género es cotidiana tanta en sus formas físicas -las más evidentes- como en sus formas simbólicas. 

El miedo, la frustración y el enojo llevan a situaciones límites que se expresan de diferentes formas, una de ellas fue la irrupción en el juzgado.

Los grafitis pintados en las paredes de catedral, ¿tienen justificación? La respuesta depende del significado simbólico que el edificio tenga para cada persona. 

Ciertamente algunos nos irritamos dado que una iglesia, sea de la religión que sea, es un espacio sagrado dedicado al culto y por consiguiente inviolable tanto en lo físico como en lo simbólico. 

Sin embargo también algunos justificamos los grafitis y la casi irrupción en el templo, ya que representa lo opuesto a los derechos por los cuales el movimiento feminista lucha: matrimonio igualitario, derecho al aborto entre otros. 

Es verdad que la culminación de las dos marchas “le movió el tapete” a los hermosillenses. Por unos días las redes sociales se convirtieron en un campo de batalla entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, sin embargo en medio de esta lucha los contendientes parecieron olvidar que la conducta social no se da en blancos y negros, sino que tiene una infinidad de matices que debemos esforzarnos en reconocer, o al menos empezar a vislumbrarlos.  


Scroll to Top